Opinión
Al parecer Juan Manuel Santos pasó de ser un imponente y temible Ministro de Defensa, capaz de proteger a capa y espada a su pueblo colombiano de cualquier amenaza, para convertirse en todo un sutil Chapulín Colorado, que con su nuevo slogan de “no contaban mi astucia”, ha podido darle vuelta a todos los posibles toques de amenaza que se le han interpuesto en su camino. Primero con su gran coalición con los partidos políticos logró reducir al mínimo a la oposición y ahora poniéndoles pañitos de aguas tibias a sus queridos vecinos. Todo con tal de mantenerse avante en el poder.
Con tan sólo tres días de posesión como presidente logra, con su “chapulinada” astucia, reunirse con el mandatario Hugo Chávez en Santa Marta para hacer una pequeña lista de cinco comisiones que serían las que estamparían sus lazos de confianza. Y posteriormente poner una bancada de ministros de ambos países en la Cancillería venezolana para sellar sus deterioradas relaciones diplomáticas y comerciales, a tal punto que estas acciones tuvieron como resultado que el mismísimo Chávez públicamente diera como "plenamente restablecidas" las relaciones entre Colombia y su país.
Según Santos esto significa que “formalmente, las relaciones con Venezuela están normalizadas”. ¿Pero será cierta tanta belleza? Recordemos que Chávez ha sido un paradigma de insensatez y que ha mostrado, en diferentes ocasiones, ser un hombre ambiguo, provocador, bullicioso y hasta agresivo. Tampoco debemos olvidar la forma como respondió cuando el entonces presidente de Colombia Álvaro Uribe le señaló que estaba permitiendo el refugio de insurgentes colombianos en Venezuela, o cuando Colombia llegó a un acuerdo con Estados Unidos de permitirles una mayor presencia en las bases militares colombianas y, mucho menos debemos dejar en el tintero su reacción cuando el pasado 16 de julio Álvaro Uribe, antes de entregar la presidencia, muestra a los directores de los medios de comunicación, a través de su Ministro de Defensa Gabriel Silva, pruebas de la localización de guerrilleros de las FARC y el ELN en Venezuela.
¿Cuántos santos necesitaremos para que esta “luna de miel” entre estos dos amigüis y colegas no se termine? Será sólo hasta que JuanMa siga jugando al Chapulín y Hugo al súperamigo. Mientras tanto los colombianos tendremos que acudir a orarles a los Santos como San Juan, San Manuel, San Calderón, San Hugo, San Rafael, San Chávez y San Frías, porque lo más probable es que tan pronto se toque el tema de la Seguridad, contemplada dentro de las cinco dichas comisiones, nuestro amigo bolivariano se tirará al piso y se acabará el noviazgo.
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